¿Adiós a Pablo Escobar? Colombia quiere prohibir por ley el negocio del mito del narcotráfico

Erradicar la «narcocultura»

Es iniciativa de Cristian Avendaño, diputado del partido Alianza Verde, quien busca erradicar la llamada «narcocultura» que ha afectado la identidad colombiana. El parlamentario defiende que el país debe dejar de alabar a figuras criminales y buscar otras formas de promocionarse.

«Creo que tenemos cosas mucho más valiosas para que nos reconozcan en el mundo. Tenemos el segundo país más biodiverso del mundo, deportistas, artistas y académicos valiosos que podrían servir mucho más como imagen de país», ha declarado a la W Radio de Colombia.

Multas para quien venda y quien exhiba

Porque, si viajamos a este país, no debe sorprendernos ver souvenirs con la imagen del otrora capo de la droga. «Estos artículos están revictimizando a personas que fueron víctimas de asesinos… Tenemos que proteger el derecho de las víctimas a recuperarse y encontrar otros símbolos para nuestro país», asegura Avendaño.

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Según la iniciativa, estos recuerdos para el turista estarían prohibidos. La norma que propone el diputado incluiría multas de hasta 170 dólares para los vendedores de mercancías que representen al narcotraficante y a otros criminales convictos. La propuesta establece la suspensión temporal de la actividad económica y la destrucción de lo confiscado. También habría sanciones para quienes usen prendas que glorifiquen a Escobar.

Según Avendaño, de aprobarse, su propuesta sería un punto de partida para iniciar una discusión más amplia. De hecho, el parlamentario plantea que en el futuro el debate se extienda a producciones televisivas y «narconovelas» que difunden la cultura mafiosa.

Escobar, el negocio de un mito falso

EFE

Medellín ha cambiado mucho y a mejor. Hoy la considerada ciudad de Pablo Escobar (en realidad, nació en Rionegro, Antioquía) es un ejemplo. Y sin embargo, allí se siguen ofreciendo recorridos históricos por lugares vinculados a la vida del narcotraficante.

Hacen las delicias de los turistas, generalmente jóvenes europeos o norteamericanos, que saben que Escobar puede que fuera un poderoso y sanguinario narcotraficante, pero también un ‘Robin Hood’ paisa (la región a la que pertenece Medellín). Así le llegaron a llamar algunos medios colombianos.

Porque la romantización, fenómeno al que ayudó la serie Narcos, ha convertido la figura del capo en un negocio. Su familia lo sabe bien y ha querido aprovecharlo. En 2023, la viuda y los hijos de Escobar solicitaron la exclusividad de la marca comercial con el nombre del narcotraficante para vender «productos educativos y de ocio». La solicitud fue rechazada.

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También lo saben los vendedores de souvenirs del barrio de La Candelaria de Bogotá y por eso están en contra del proyecto de ley. «Creo que es una ley muda. No es una tendencia que me haya inventado yo; los mexicanos, los costarricenses, los americanos siempre me piden mercancías de Escobar«, asegura, en declaraciones a The Guardian, Rafael Nieto, uno de esos vendedores ambulantes.

Un poco de historia

El Cártel de Medellín nació en 1976. Hasta mediados de los años 1980 contó con relativa libertad y tolerancia como resultado de su directa penetración en todos los sectores de la sociedad. Tras el asesinato de su ministro de Justicia, el presidente Belisario Betancur aprobó medidas que permitían la extradición de colombianos a los EE UU. En ese punto, Escobar y los suyos iniciaron un movimiento para desestabilizar al Estado.

Medellín sufrió todo el peso de la lucha entre el narcotráfico y el Gobierno en los últimos años de la década de 1980 y principios de los 1990. Aparecieron el narcoterrorismo, el sicariato, las bandas de delincuentes en los barrios populares, los secuestros y los asesinatos de jueces y políticos.

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Narcotráfico y paramilitares

La muerte de Escobar en 1993 supuso el fin del Cártel de Medellín. Sin embargo, la guerrilla y el paramilitarismo continuaron con su actividad armada. La región, en realidad toda Colombia, vivió el aumento de desplazados por la violencia y el endurecimiento de las políticas de seguridad del Estado. Hasta 2008 operaban allí seis de las principales bandas emergentes (restos de los grupos paramilitares que se desmovilizaron durante las conversaciones de paz).

Medellín tiene hoy más de 2,5 millones de habitantes (4 millones si se incluye el área metropolitana). Para pasar página, en la última década, Medellín ha sacado adelante en áreas urbanas conflictivas proyectos de inclusión social que incluyen infraestructuras como bibliotecas, parques, parques-bibliotecas, centros educativos, sistemas de transporte masivo (Metro, Metroplús y Tranvía) y una amplia agenda de eventos culturales.