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crónica de un default anunciado (Parte XIX)

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Primeros días de julio de 2017, habían pasado 40 años desde junio de 1977- puesta en vigor de la Reforma Financiera Ley 21.526-, de la dictadura cívico-militar. El super “cuento del tío” en progresión geométrica. Liberaron las tasas de interés y garantizaron el 100% de los depósitos. Los “plazos fijos” eran endosables y a 7 días el plazo mínimo. Con 700 mil dólares se obtenía la licencia para poder captar depósitos de particulares. Para muestra basta un botón, pero van dos: hubo “entidades financieras” que hacían depósitos a plazo fijo con la guía de teléfono y los endosaban para realizar pagos, cuando regresaban ya había más captación en forma exponencial porque aplicaban altas tasas. Lo hacían geométricamente o descargaban en otras entidades, e inflaban un Ponzi Scheme, con garantía del Estado. Pero el Banco número 1 del sistema pagaba la tasa más alta, quebraría en 1980 y el Estado pagaría 3.000 millones de dólares en depósitos. El dueño del Banco se prófugo para siempre.

Desde entonces, la temática histórica siempre regresa, con matices para destruir la economía nacional, una y otra vez. Es como una numerosa sustracción permanente de la billetera de casi todos los argentinos a manos de los nuevos y viejos arrebatadores, la bicicleta financiera.

Fue también una vocación: darle ganancias financieras fáciles a las empresas argentinas que antes producían, a los ricos y extranjeros. Eso nunca cambio, ni siquiera de tonalidades. Es la fórmula de conchabo de la tecnocracia argentina, autodenominada “macroeconomistas profesionales”.

La militancia política opositora parecía dormida. Cambiemos -como Martínez de Hoz- aprovechaba esta oportunidad como nunca antes se había visto. Ni siquiera en los noventa, en magnitud, volumen y velocidad.

El gobierno no necesitaba nuevas formas para desvalijar al país. La bicicleta les permitía capitalizar las experiencias del pasado, atestadas de fracasos económicos y sucesos políticos descomedidos. En modo presidente BCRA-introspectivo-Sturzenegger lucia demasiado reflexivo para los tiempos de la política monetaria en vísperas de elecciones.

Peligroso funcionario que asumió procesado como el presidente Macri, materia gris de López Murphy y Cavallo en la crisis de 2001, renunció intempestivamente y emigró a Estados Unidos antes del estallido final, inculpado por el Megacanje. Es una tentación conjeturar porque fue el cerebro elegido por Macri.

Por alguna razón no se quedó en Estados Unidos-le habrían asegurado el desprocesamiento en septiembre de 2016, dicen las malas lenguas-. Debió permanecer allí si era un genio. No hubieran perdido una cabeza muy brillante que estaba preparado para que Duran Barba le indicara lo que debía decir.

Si bien deber haber sido bello vivir en el Campus universitario, hubiera sido imposible obtener los negocios y la trascendencia que consiguió en estos pagos. Los egresados que nunca trabajaron hasta obtener su diploma pueden ganarse la vida en EE.UU., pero realizando tareas menos relevantes que presidente del BCRA, ni pensar en los negocios que pueden realizar.

Recordábamos lo que opinaba cínicamente cuando regresó a la Argentina después del default de 2001. Como si fuera una figura angelical que carecía de información de todo lo que había acontecido. Sturzenegger veía un gobierno rodeado de burocracia, un país cerrado (nadie nos prestaba). Claro, si el Cavallo y todo el equipo De la Rúa había defaulteado la deuda.

Sturzenegger no quería renegociar la deuda con quita-lo consideraba una estafa, un disparate. Recuerde que los Cavallo boys hicieron el megacanje al 100%, sin quita, tiempo antes de la restructuración, aceptando intereses del 15% en dólares y comisiones escandalosas a un amigo de Cavallo.

Alejado de estas pampas por un tiempo por el default que el mismo aventó como adlátere de Cavallo; ahora se encontraba en la poltrona soñada por Melconian, luctuosamente frustrado.

En 2001 la economía que el dirigió con López Murphy y Cavallo quedo destruida, había sido endeudada con Roque Fernández por el segundo “manguero profesional”, Miguel Kiguel. Su orgullo no les permitía poner la cara opuesta de la gloria primera de Cavallo y desaparecieron, por un tiempo. Heridos y con penurias, fueron la cara opuesta de la gloria que presumían con su soberbia. Pero “esas avecillas que siempre desorganizan el país”, estaban otra vez en el gobierno y /o su periferia, ganado mucho dinero.

VENDAS MAGICAS SIEMPRE HUBO

“… ¡Ay de las que hacen objetos de hechicería y sortilegios para atrapar a la gente! ¿Acaso creen que pueden atrapar la vida de mi pueblo y salvar su propio pellejo? Ustedes me han profanado delante de mi pueblo por un puñado de cebada y unas migajas de pan. Por las mentiras que dicen, y que mi pueblo cree, se mata a los que no deberían morir y se deja con vida a los que no merecen vivir…”. (La Biblia, NVI, Ezequiel 13:18 en adelante)

Con Macri y Cambiemos, las chances que volvieran las vendas mágicas capaces de cautivar la opinión publica, estaba en el aire. Duran Barba entrenó a Sturzenegger (recuerde el video donde Sturzenegger dice que lo mandaron a mentir) para que se adelante con una sonrisa de bajos fondos, hablando tonterías e ilusione a los afligidos por Cristina Fernández de Kirchner, una mujer perversa que se interesaba por las vidas ordinarias de seres sin nobleza, con un equipo de profesionales sin títulos de las mejores universidades del mundo, con los que Macri-que no los tiene-pretendía mimetizarse (El mejor equipo de los últimos 50 años).

Pero Macri, Prat Gay-que se bajó con el colectivo en marcha- y Sturzenegger, nuestro perpetuos anti héroes son previsibles, así que cuando les pagaron a los buitres y empezaron a entrar dólares prestados como para mantener una orgia de “baja de retenciones y aumento de gastos extravagantes”, sabíamos que su reverso nos pondría una vez más en la cornisa.

Otra vez engañaron a los argentinos esos ex procesados indolentes y chapuceros autores de corralitos y megacanjes. Volvían a empujar al país por el barranco. Estábamos en el borde si no se actuaba rápido, decíamos; pero a quien le importaba Diario Registrado, o a quien le interesaban nuestras alertas.

En menos de un año, pagarían el pato los de siempre. La inflación treparía otra vez y el dólar comenzaría a ser un bien preciado que se entregaría barato y de a miles a los amigos del poder financiero, para que se fueran con lo prometido: “Inversión en un país previsible”.

Profesor de Posgrado UBA y Maestrías en universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de 6 libros. @PabloTigani


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