de cómo preservar nuestra casa del lobo feroz

«Y tanto y tanto hicieron mal que finalmente llegó el lobo feroz, destruyó la casa y se comió a los chanchitos”. Muchos recordarán aquel cuento que trataba de enseñarnos a ser solidarios y a trabajar duro y bien si queríamos tener un hogar sólido.

La llegada de Milei a la presidencia, después de que ocurrieran entre nosotros y por muchos años todo tipo de abusos desde el poder, ya sea en los gobiernos, en la Justicia, en las instituciones educativas, sanitarias, deportivas, sindicales y más, es la representación de la llegada de aquel lobo feroz.

Un gobierno muy duro con la educación.

Se eliminó toda intervención de la Nación en el nivel de educación básica en las provincias, salvo el financiamiento de dudosos programas de alfabetización. Y se pretende ahora desfinanciar a las universidades.

¿Cómo se preparó el terreno para que llegara el lobo? En el tramo de la educación básica, los chicos de primaria no aprenden a leer hasta avanzada su escolaridad, y los pocos egresados del secundario no adquieren los conocimientos esenciales que se fijan en diseños curriculares que la mayoría de las escuelas no pueden o no saben aplicar.

Mientras tanto, hubo un crecimiento exponencial de cargos docentes (que no significa frente a alumnos), de institutos de formación docente de mala calidad, para satisfacer los deseos políticos de jefes comunales y el estado nacional y provincial ausentes para las tareas que fijó la ley.

En el nivel universitario las irregularidades, mala administración y falta de transparencia está distribuida en todo el sistema. La autonomía de la que gozan está al servicio de quienes las gestionan, y como sistema, es una cofradía de dirigentes que disputan los rectorados y cargos jerárquicos según pertenencias partidarias más que por líneas científicas/académicas.

Pocos egresados en los tiempos teóricos previstos, falta de vinculación con el entorno social y productivo, sin criterios objetivos de calidad, equidad y pertinencia de las carreras al momento de la distribución de recursos financieros en el Congreso de la Nación, falta de vinculación de las evaluaciones de la CONEAU con la mejora de las carreras y su productividad. Y en los últimos años, la creación de universidades de escasa calidad y pertinencia que, igual que los institutos de formación docente, responden a intereses partidarios de legisladores nacionales y gobiernos.

El sector se escuda detrás del (desconocido) porcentaje de egresados de excelencia, de los alumnos que logran graduarse después de muchos años de trajinar por sus aulas y de los buenos docentes que a pesar de todo resisten. El ataque final al sistema está en marcha.

El Gobierno pretende disminuir su presupuesto afectando sueldos y proyectos. No aparece en su agenda ninguna acción que muestre el interés por mejorarlo, y esa violencia solo produce el abroquelamiento del sector y de quienes lo defienden, aún con sus problemas.

Un correcto censo de alumnos y docentes, evaluaciones de las universidades y de la misma CONEAU, una nueva fórmula para la asignación de sus recursos, el monitoreo externo de su ejecución y el corrimiento de la política partidaria en su manejo, son algunas medidas posibles. Solo se trata de trabajar bien y de manera solidaria y transparente para que el lobo, si lo convencemos, no destruya el hogar en el que queremos vivir.

Susana Decibe es ex ministra de Educación, Ciencia y Tecnología. Miembro del Club Político y de la Coalición por la Educación