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Diálogos de Wall Street

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Periodista: Por primera vez en mucho tiempo, comenzó la reunión de la FED y no se sabe de antemano qué decisión va a tomar. Y no es un momento cualquiera. Jay Powell avisó en Jackson Hole que comenzará la baja de tasas. Se trata del estreno previsto de la tijera de podar. Pero se discute cuán filosa debe ser.

Gordon Gekko: Así es. Cuando se cayó Silicon Valley Bank y estalló la crisis de la banca regional en marzo del año pasado también hubo gran incertidumbre. Una semana después, la FED realizó su reunión de rutina. ¿Se abstendría de subir las tasas, por primera vez desde marzo 2022? ¿O seguiría con su agenda prevista con un aumento de un cuarto de punto? Al final hizo esto último. Y comunicó con claridad lo más importante: la crisis era un accidente puntual y no una disrupción del sistema financiero. La suba de tasas, en esas circunstancias, era una noticia mucho más tranquilizadora que la omisión. No había razones para cejar en la batalla contra la inflación.

P.: ¿Qué harán Powell y sus muchachos? Porque la visión que ellos bajaron -la forward guidance- era que preferían arrancar esta nueva etapa con el movimiento mínimo estándar, un cuarto de punto. Y la data más fresca -sobre todo el alza de la inflación núcleo minorista y las ventas minoristas- cimentó su razonabilidad. Pero, en el período de embargo oficial, en el cual la FED no hace declaraciones, sendos artículos del Wall Street Journal y del Financial Times instalaron en simultáneo la versión de que en el seno de la institución creció un debate acalorado. Y el mismo concedería iguales chances a que la baja inicial sea de medio punto. La sorpresa vino después. Los futuros de fed funds abandonaron deprisa la orientación oficial, y se volcaron hacia esta guidance de prensa. En tres ruedas, las cotizaciones pasaron a favorecer un escenario donde las tasas se recortan medio punto con un 65% de probabilidades. ¿Será así?

G.G.: La FED hará lo que considere más conveniente.

P.: Aunque los futuros sugieran otra cosa.

G.G.: Es elemental. La FED no le va a ceder el manejo de la política monetaria a terceros.

P.: Pero la FED hace años que se preocupa de que sus pasos sean anticipados correctamente por los mercados. Procura ser previsible para minimizar los trastornos que pueda ocasionar. Y lo que funcionó tan bien hasta ahora, hoy está en clara controversia.

G.G.: Eso no cambia en nada lo anterior. La comunicación es una herramienta muy poderosa de la FED. Si falla, habrá que corregirla. Pero no va a tomar decisiones en base al éxito que tengan los rumores oficiosos. Así, muy pronto la política monetaria se convertiría en una veleta inconsistente.

P.: Nos espera entonces un recorte de un cuarto de punto.

G.G.: Es lo más probable. Por lejos. Y si fuera de medio punto, no será porque la FED mire la pizarra de los futuros de Chicago y no se atreva a desairarla. Las versiones pueden estar bien fundadas. Por eso han sido creíbles. Powell y su gente pueden preferir un movimiento más ambicioso.

P.: Aunque nunca nos dijeron eso.

G.G.: La data, por cierto, no cambió como para que sea evidente que se debe ser más agresivo. Pero el banco central está en su derecho si quiere anticiparse.

P.: Los mercados meten presión. Si la FED cercena solo un cuarto de punto como ellos esperan medio, tendremos baile. Pasó en julio cuando la baja era deseada, aunque improbable, y efectivamente el banco central permaneció de brazos cruzados. ¿Repetiremos otro lunes negro?

G.G.: ¿Y en qué quedó esa reacción brusca? En nada. El S&P acarició hoy un nuevo récord. No descarte otro “tantrum”, un nuevo berrinche, sin importar tanto el talle de la baja. Medio punto puede también ser un búmeran y ahondar los temores de recesión. Septiembre es época de huracanes, además. El tema de fondo poco tiene que ver con el tamaño del primer desplazamiento. Ya vimos a la hora de subir las tasas que se empezó con un tímido cuarto de punto. Y lo siguió después una avalancha de 5 puntos completos. Lo que abatió a la inflación fue el proceso en su conjunto, y no el bautismo de fuego. Pero no se podía saber en marzo de 2022 cuánto se iría a necesitar. Que iba a ser mucho no había dudas porque las tasas estaban en cero y la inflación se había disparado a más de 7%. Y encima Putin invadió Ucrania trayendo consigo un shock de precios de las materias primas. Si un cuarto de punto fue bueno para emprender ese viaje tortuoso y en mora, no debería ser un obstáculo para la tarea actual que es la de prevenir un resfrío cuando todavía brilla el sol. Y si los mercados necesitan explicaciones, la FED les dará un nuevo croquis en el mapa de puntos como para que calmen su ansiedad.


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