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hablemos de sexo, lubricantes y descancitos

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El otro llevé a mi hija al colegio. Ella ya está en 4to año del secundario y podría ir en colectivo, pero es uno de los pocos momentos que todavía me pide ir conmigo y yo aprovecho. En el auto le saco data y me cuenta cosas. A veces llevamos a una amiga que vive cerca de casa. El otro día estábamos las tres. A mi me agarró un calor tremendo

-¿No tienen calor?– les pregunté.

Perdón pero voy a bajar la ventanilla. Mejor voy a prender el aire. ¿Un abanico alguna tiene?

-Debe ser la menopausia– me dice la amiga de mi hija-. A mi mamá ya le pasó.

Bueno bueno bueno, puede ser. En realidad creo que todavía me quedan un par de añitos para que llegue, pero sin dudas empezó a tocar mi puerta.

Mucho se habla hace tiempo de la menopausia, pero de la perimenopausia ¿qué sabemos?.

Ese momento donde tu etapa reproductiva te empieza a decir chau, estás hipersensible, pero no entendés una goma qué está pasando. La emocionalidad se convierte en una montaña rusa más furiosa de la que ya conocías. Pero como tenés más experiencia de vida viviendo dentro de tu cuerpo, tenés más herramientas como para advertir que es obvio que las hormonas están haciendo de las suyas.

El otro día me pasó la típica inentendible para el sexo opuesto: me agarró un ataque de llanto. Un llanto profundo, imparable, un poco desgarrador, catártico, de esos que te limpian el alma y el organismo, de esos que te resetean. Bueno, bueno, qué poética estoy, puede ser. Sebastián me pregunta “qué te pasa”, y el sketch de siempre: “Estoy así”, le respondo.

Yo no puedo creer que a esta altura él insista con querer tener una explicación clara y concreta de algo que evidentemente no la tiene. Él se quedó callado sin insistir, y yo le dije: “Gracias por entenderme”.

Él me contesta: “No te entiendo”. No fue dulce pero sí honesto.

-Desestimá este llanto, evidentemente es hormonal– le comenté con la mayor frialdad que pude para manejar en el momento.

Sospecho que todo ésto que siento tiene que ver la perimenopausia, esa etapa que arranca a los cuarenta y algo donde todo es cada tanto: Calores, sueño desprolijo, confusión, te viene, ¿todos los meses? a veces sí, a veces no. Y cuando sí, mamita querida, te viene con todo, como queriendo advertirte que son las últimas entonces va a hacer quilombo. A veces puede que nada. Aparece una manchita y decís ¿Otra vez me vino? No. El ciclo empieza a desquiciarse.

Tema sexo, complicado. A partir de esta edad no es que la líbido se va, pero le tenés que poner una onda sin precedentes.

Cada vez son más los ítems que se tienen que dar para llegar al orgasmo. Ya de por sí, como en casi todos los ítems de la vida, para nosotras es MUCHO más laborioso que para ellos. Si el orgasmo fuera una fiesta en un salón, NUESTRO SALÓN, el de las chicas, estaría ubicado en la terraza.Y el de ellos, en planta baja, primero, segundo.

Gutmann: «A partir de esta edad no es que la líbido se va, pero le tenés que poner una onda sin precedentes».

Es cierto que la edad siempre influye. Pero a partir de los cuarenti/cincuenti, influye más que nunca. Nuestro ascensor casi siempre siempre está en reparación, y para llegar a la fiesta, tenés que subir varios pisos por escalera. Y además, para lograrlo, se tienen que dar un montón de coincidencias:

Una importante: te tenés que sentir bien. Nada te tuvo que haber caído mal. Porque a esta edad el aparato digestivo se pone muy caprichoso. Y a menos que seas de ese selecto grupo de gente disciplinada que se cuida y se controla con la comida, hay altas chances de que siempre ALGO te caiga mal. Y garchar con molestias estomacales no es de lo más placentero que digamos.

Otro ítem dificilísimo en esta etapa de la vida, es el cansancio. Lamento informar si aún no llegaste esta edad, que es tremendo. No sé si soy yo, pero si no tengo pequeños descancitos durante el día, vivir me parece un infierno.

El temita de la lubricación también probablemente en cualquier momento empiece a ser un ítem a resolver. Mujeres que me llevan un par de años ya me lo advirtieron, y también me dijeron que no es nada que un buen lubricante no pueda resolver.

Otra cosa que no sé si me pasa por mujer, o por señora pasadita de rosca, es que la cantidad de información que te manejo mentalmente, es inconmensurable. Y es muy difícil mantener una buena relación sexual si en tu cabeza empiezan a caer listas interminables de cosas para hacer, cosas para resolver, llamados, pendientes... Y nosotras no somos como ellos, que necesitan focalizar en una sola cosa porque sino su miembro no se para.

Nosotras sí podemos mantener relaciones sexuales mientras una lista de preocupaciones caen en nuestros cerebros. El único pequeño gran detalle, es que probablemente no la pasemos del todo bien. Y aunque cueste, queremos pasarla bien, lo merecemos. Y para eso es fundamental aceptar lo que nos pasa. Yo estoy en ésa, porque tarde o temprano no me va a venir más y seré una señora menopáusica, y eso es lo que tiene que pasar.

Significa que sigo viva, y eso me interesa.


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