Opinión La boleta única para votar, un paso en la dirección correcta 7 minuto leer Comentarios desactivados en La boleta única para votar, un paso en la dirección correcta 0 Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en Google+ Compartir en Reddit Compartir en Pinterest Compartir en Linkedin Compartir en Tumblr ¿Para qué sirve el Estado? ¿Cuánto deberían cobrar los senadores? ¿Son efectivas las políticas públicas para resolver los problemas de la gente? En Argentina estamos atravesando un momento de grandes cuestionamientos hacia la política y el rol del Estado. Esto es un síntoma de un problema mucho más profundo en la relación entre representantes y representados. La crisis de representatividad no es propia de la Argentina, son muchos los países del mundo que atraviesan situaciones similares, pero en nuestro país la vivimos con un énfasis especial. Solamente el 17% de los argentinos/as confía en el Estado, cuando el promedio mundial es del 47%. Esto plantea un gran desafío, pero también convoca a asegurar mejoras en las instituciones democráticas para restaurar la confianza en el sistema político y sus resultados. En nuestro país, las elecciones funcionan, son limpias y justas. Y, sin embargo, como todo proceso y herramienta, las elecciones son perfectibles. Este año tenemos por delante una oportunidad única para ir cerrando la distancia entre representantes y representados: la Boleta Única en Papel (BUP). Este instrumento garantiza que esté toda la oferta disponible para el electorado en el momento de votación, equipara las condiciones entre partidos políticos y contribuye a una mejor traducción de preferencias del electorado. La sanción de la BUP nunca estuvo tan cerca: es probable que, en su próxima sesión, la Cámara de Diputados la convierta en ley. En vistas a ese suceso, el martes pasado organizamos un conversatorio en el que buscamos extraer lecciones de las experiencias internacionales y provinciales. Se destacó el caso colombiano, que demostró por qué es importante dejar espacio para ajustes graduales: permitir la prueba y error, dando lugar a una mejora continua del instrumento de votación. También se compartió la experiencia peruana, con un aprendizaje interesante respecto de la necesidad de una participación activa por parte de las agrupaciones políticas para fortalecer la legitimación del proceso. Este punto es nodal para la Argentina: en contextos donde la desconfianza en las instituciones es tan alta, resulta central que todas las fuerzas políticas sean partícipes y estén comprometidas con la implementación del nuevo instrumento. También se compartieron las experiencias de Córdoba, Mendoza y Santa Fe, en donde ya funciona la Boleta Única Papel. La experiencia de Córdoba enfatizó la necesidad de ir corrigiendo el diseño para minimizar los errores y los efectos no deseados (como un crecimiento del voto en blanco). El caso mendocino, cuyo diseño es el más cercano al proyecto en discusión, fue muy rico para desmitificar temores. En la experiencia de esa provincia, no hubo dificultades en procesar el escrutinio, no se ocasionaron esperas, y no hubo más votos nulos. El caso santafecino resaltó la relevancia de la capacitación previa a la elección y también sirvió para ilustrar cómo la BUP agilizó el proceso de votación. Como integrantes del colectivo “Boleta Única es Mejor”, confiamos que este proceso concluya con la sanción de la Ley. Luego, resultará central que se avance en una reglamentación sólida y participativa que garantice las mejores condiciones posibles para su primera implementación a nivel nacional. Así, la Boleta Única Papel puede ser el ejemplo de cómo el diálogo político puede contribuir a generar cambios duraderos que mejoren nuestras instituciones, que contribuyan a la cohesión social y la reafirmación del pacto entre representantes y representados/as. Link de la Fuente Comparte esto:Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Relacionado