Opinión La reconfiguración de la movilidad 7 minuto leer Comentarios desactivados en La reconfiguración de la movilidad 0 Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en Google+ Compartir en Reddit Compartir en Pinterest Compartir en Linkedin Compartir en Tumblr [ad_1] Los miles de millones de dólares de inversiones en la investigación, desarrollo e innovación de nuevos sistemas de propulsión de los vehículos, han preanunciado un cambio estructural en la industria automotriz a nivel mundial. Con la creciente concientización por el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los vehículos eléctricos se presentan como una alternativa sostenible y eficiente, aunque no la única. El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores. suscribirse ya estoy suscripto En este contexto de transición hacia vehículos menos agresivos con el medio ambiente, Argentina tiene el desafío de poder ser parte de esta reconfiguración, aprovechando su larga y vasta experiencia en la producción de automóviles, con una cadena de valor automotriz sumamente atractiva. Informate más Las nuevas tecnologías no se relacionan exclusivamente con la motorización, siendo varias las tendencias: conectividad con el entorno (entre vehículos, con personas, con infraestructura), inteligencia artificial para la asistencia al conductor, conducción autónoma (sensores, cámaras, software de control), nuevos sistemas de seguridad y materiales avanzados (más livianos y resistentes). Sin embargo, este camino de transición no está exento de desafíos ante la necesidad de importantes inversiones y adaptaciones por parte de la industria. Venimos siendo testigos de la creciente adopción de vehículos eléctricos en todo el mundo, principalmente en China, Europa y Estados Unidos, lo que llevó a los fabricantes tradicionales a replantearse sus estrategias de producción y comercialización, con nuevas localizaciones y nuevos jugadores en las cadenas de valor globales. Fabricantes de renombre mundial están focalizando cuantiosos recursos hacia el desarrollo de vehículos eléctricos, híbridos (en sus diferentes modalidades) y celdas de combustible de hidrógeno. Más temprano que tarde, Argentina no será la excepción. Si bien ya hay algunos proyectos en marcha en nuestro país, todavía son iniciativas de baja escala, sobre todo con mayor impacto desde lo cualitativo. La aceleración, o desaceleración, de este proceso dependerá en gran parte de los avances en el desarrollo de baterías más eficientes (autonomía) y de menor precio; de las capacidades financieras de los gobiernos para poder subsidiar la reducción de la brecha de costos con los vehículos a combustión interna y del desarrollo de la infraestructura. Pero más allá de las velocidades posibles de esta transición, la actividad automotriz de nuestro país enfrenta a una serie de desafíos que se deben abordar cuanto antes para mantener nuestra tradición automotriz. Para ello son y serán necesarias importantes inversiones de terminales y proveedores, para lo cual se requieren ciertas condiciones necesarias: Converger cuanto antes a un marco macroeconómico estable y previsible. Invertir significativamente en capacitación durante toda la vida y desarrollo de las potencialidades para adaptar la fuerza laboral a las nuevas tecnologías y procesos de producción, acompañada de un esquema laboral moderno que modifique sustancialmente al actual, que es del siglo pasado y tiene ya cincuenta años. Simplificar y reducir el peso de la estructura tributaria, sobre todo en lo que respecta a inversiones de todo tipo, incluyendo la innovación tecnológica. Mantener acuerdos comerciales en el Mercosur y resto de la región, tendiente a mantener y profundizar una estrategia de especialización y complementación productiva y comercial. Esquema de incentivos efectivos y ágiles, en línea con lo que están realizando la mayoría de los países a los que les interesa tener un lugar en este proceso de transición energética y tecnológica. La experiencia ha demostrado que cuando se han dado las condiciones mínimas necesarias toda la cadena automotriz de nuestro país ha sido, al igual que ahora, un factor relevante para la generación de crecimiento y de mayor bienestar para nuestra sociedad. Gerente de AFAC, organizador de Automechanika Buenos Aires [ad_2] Link de la Fuente
Los miles de millones de dólares de inversiones en la investigación, desarrollo e innovación de nuevos sistemas de propulsión de los vehículos, han preanunciado un cambio estructural en la industria automotriz a nivel mundial. Con la creciente concientización por el cambio climático y la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, los vehículos eléctricos se presentan como una alternativa sostenible y eficiente, aunque no la única.
En este contexto de transición hacia vehículos menos agresivos con el medio ambiente, Argentina tiene el desafío de poder ser parte de esta reconfiguración, aprovechando su larga y vasta experiencia en la producción de automóviles, con una cadena de valor automotriz sumamente atractiva.
Las nuevas tecnologías no se relacionan exclusivamente con la motorización, siendo varias las tendencias: conectividad con el entorno (entre vehículos, con personas, con infraestructura), inteligencia artificial para la asistencia al conductor, conducción autónoma (sensores, cámaras, software de control), nuevos sistemas de seguridad y materiales avanzados (más livianos y resistentes).
Sin embargo, este camino de transición no está exento de desafíos ante la necesidad de importantes inversiones y adaptaciones por parte de la industria. Venimos siendo testigos de la creciente adopción de vehículos eléctricos en todo el mundo, principalmente en China, Europa y Estados Unidos, lo que llevó a los fabricantes tradicionales a replantearse sus estrategias de producción y comercialización, con nuevas localizaciones y nuevos jugadores en las cadenas de valor globales. Fabricantes de renombre mundial están focalizando cuantiosos recursos hacia el desarrollo de vehículos eléctricos, híbridos (en sus diferentes modalidades) y celdas de combustible de hidrógeno. Más temprano que tarde, Argentina no será la excepción.
Si bien ya hay algunos proyectos en marcha en nuestro país, todavía son iniciativas de baja escala, sobre todo con mayor impacto desde lo cualitativo. La aceleración, o desaceleración, de este proceso dependerá en gran parte de los avances en el desarrollo de baterías más eficientes (autonomía) y de menor precio; de las capacidades financieras de los gobiernos para poder subsidiar la reducción de la brecha de costos con los vehículos a combustión interna y del desarrollo de la infraestructura. Pero más allá de las velocidades posibles de esta transición, la actividad automotriz de nuestro país enfrenta a una serie de desafíos que se deben abordar cuanto antes para mantener nuestra tradición automotriz. Para ello son y serán necesarias importantes inversiones de terminales y proveedores, para lo cual se requieren ciertas condiciones necesarias: Converger cuanto antes a un marco macroeconómico estable y previsible. Invertir significativamente en capacitación durante toda la vida y desarrollo de las potencialidades para adaptar la fuerza laboral a las nuevas tecnologías y procesos de producción, acompañada de un esquema laboral moderno que modifique sustancialmente al actual, que es del siglo pasado y tiene ya cincuenta años. Simplificar y reducir el peso de la estructura tributaria, sobre todo en lo que respecta a inversiones de todo tipo, incluyendo la innovación tecnológica. Mantener acuerdos comerciales en el Mercosur y resto de la región, tendiente a mantener y profundizar una estrategia de especialización y complementación productiva y comercial. Esquema de incentivos efectivos y ágiles, en línea con lo que están realizando la mayoría de los países a los que les interesa tener un lugar en este proceso de transición energética y tecnológica. La experiencia ha demostrado que cuando se han dado las condiciones mínimas necesarias toda la cadena automotriz de nuestro país ha sido, al igual que ahora, un factor relevante para la generación de crecimiento y de mayor bienestar para nuestra sociedad. Gerente de AFAC, organizador de Automechanika Buenos Aires
