Proteger la Amazonía

Bolivia es uno de los países con más deforestación de bosque tropical en Latinoamérica. Las consecuencias del cambio climático, la minería ilegal y los incendios provocados por la ganadería están arrasando año tras año miles de hectáreas, reduciendo parte del pulmón del mundo. El cambio climático está extremando el clima de la zona, provocando periodos de lluvias muy intensos con inundaciones y periodos de sequías interminables que afectan y modifican el ecosistema de la zona y, por ende, la producción de frutos amazónicos.

Las comunidades indígenas y campesinas son las más afectadas. Personas que viven y cuidan la Amazonía y que ven cómo sus territorios van desapareciendo y se van deteriorando. Familias tradicionalmente recolectoras de estos frutos como principal medio de vida que han de ingeniar otras formas de generar ingresos que les permitan seguir viviendo y cuidando la selva, mientras luchan contra los incendios y los desastres naturales.

La ganadería extensiva cada año gana más terreno por la rentabilidad económica que genera a las empresas, deforestando y quemando los terrenos para que vuelva a crecer el pasto. Estos fuegos terminan convirtiéndose en cientos de incendios descontrolados que arrasan con la vegetación y con los hogares que encuentran. La sequía provocada por el cambio climático ha reducido notablemente la humedad de la selva y cada vez es más difícil apagar los incendios.