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¿Retorno de las voces de la tragedia?

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Vivimos los argentinos en los años ’70 un tiempo de oscuridad. Producto del escenario de la Guerra Fría los conflictos políticos se saldaban con el uso de la violencia. Se comenzaba negando los valores e ideas del adversario y se terminaba negando sus derechos y amenazando su libertad y su vida.

Habla en su libro Octavio Paz “Tiempo nublado” sobre la rebelión juvenil de los años ´60. Una crítica a Occidente, violenta, vividos como una apasionada protesta. Osciló, en las palabras del escritor mexicano, entre la religión y la revolución, el erotismo y la utopía.

Nuestra sociedad vio surgir una juventud, alentada por líderes políticos e importantes sectores sociales, que desde sus ideales, abrazando identidades peronistas y/o marxista, se dejó arrastrar al uso de las armas como herramienta política. Desde una postura mesiánica, infantil e irracional pretendieron “atropellar la historia” caracterizándose como una vanguardia iluminada.

Atentados con bombas, secuestros y asesinatos tipificaron el accionar de las organizaciones guerrilleras. Traduciendo el “cuánto peor es mejor “como el núcleo psicológico y cultural del pensamiento autoritario. Luego vino la noche más oscura y trágica de la dictadura.

Recuperada la democracia firma el presidente Alfonsí dos históricos Decretos: 157/83 y 158/83. Comienza a ser una realidad el juicio a las Juntas Militares y son sometidos a los tribunales de la Constitución los principales jefes de las organizaciones armadas –Firmenich, Vaca Narvaja, Galimberti, Gorriarán Merlo entre otros- que cometieron ilícitos y actos criminales en plena democracia. Luego vinieron los indultos de Menem a militares y guerrilleros. Narra Clarín, enero de 2011, en un artículo que titula “los Montoneros le llevaron a Menem la idea de los indultos”.

Hoy vivimos otro mundo, otro tiempo histórico. Vivimos otro país, otros actores y sabemos que la historia avanza de generación tras generación. Tiempos donde fluyen y se potencian en las redes sociales las polarizaciones. Aquí y ahora pretenden reaparecer las voces tenebrosas del ayer.

Desde la biblioteca del pasado construyen una página en que se ha mezclado: 1) la visita de legisladores de la Libertad Avanza a genocidas, pretendiendo su reivindicación histórica; 2) declaraciones de la Vicepresidente Villarruel buscando rediscutir la violencia de los ’70; 3) la reaparición de Mario Firmenich, desde su exilio dorado en la dictadura de Ortega y Rosa Murillo, sin autocrítica alguna y reivindicando su accionar violento que llevo a la muerte a miles de jóvenes. Pretende convocar a los jóvenes a una nueva aventura, desconociendo su agotamiento histórico como propuesta y alternativa política. Cuanto mayor es la ignorancia y el odio, mayor es el dogmatismo.

Es cierto que hoy conviven sectores juveniles expresando una contracultura de derecha que es generacional, masiva y popular y por otro lado sectores juveniles que se manifiestan en defensa del cambio climático, a favor de la IVE, y en defensa de la educación pública. Tensiones que debe administrar la política frente a quienes pretenden socavar y redefinir sus límites republicanos y democráticos. En este escenario, debemos tener presente que el Nunca Más es la llama fundacional del pacto democrático.

Pedro Calvo es profesor de Principios del Derecho. Constitucional y Derechos Humanos (UBA), Diputado Nacional (MC)


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