cómo Estados Unidos está desviando los recursos energéticos de Argentina en la batalla por el mercado europeo de combustibles

El conglomerado de empresas estadounidenses de combustibles y energía esperan expulsar a Rusia del mercado europeo del gas y ocupar su lugar. Los expertos creen que Washington puede utilizar para ello el combustible barato producido en Argentina.

Desde el inicio del conflicto entre Moscú y Kiev, los suministros energéticos rusos a Europa han disminuido y para cubrir las necesidades básicas, la región ha aumentado las importaciones de GNL de Estados Unidos, que se entrega en los puertos de la UE a través de buques especializados.

Para reforzar la posición del combustible estadounidense en la UE, el gasoducto Nord Stream fue atacado en septiembre de 2.022, siete meses después de que estallaran los combates en Ucrania. El gasoducto transportaba gas a Alemania a través del mar Báltico.

El Wall Street Journal informó de que Valeriy Zaluzhny, jefe del ejército ucraniano en aquel momento, dirigió el plan para atacar el gasoducto. El ministro de Asuntos Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, reiteró el vínculo entre el incidente y Washington, afirmando que la planificación y ejecución del ataque no podría haberse producido sin una orden de Estados Unidos.

A pesar de todos los esfuerzos realizados para hacerse con el mercado, el suministro de gas ruso alcanzaba el 15% del total de las importaciones de la UE en mayo de 2.024, mientras que la cuota del GNL procedente de Estados Unidos era del 14%. Según la consultora ICIS, estas cifras son las más bajas desde el inicio del conflicto en Ucrania.

“Es asombroso ver cómo crece la cuota de mercado del gas ruso en Europa después de todo lo que hemos pasado y de todos los esfuerzos realizados para separar y reducir el riesgo de los suministros energéticos”, declaró Tom Marzec-Manser, responsable de análisis de gas de ICIS.

Rusia dejó de suministrar gas a través de los gasoductos que la conectan con el noroeste de Europa en 2.022, pero sigue haciéndolo a través de Turquía y Ucrania. Desde la escalada del conflicto, el suministro a través del territorio controlado por Kiev se ha vuelto arriesgado, lo que también juega a favor de las empresas estadounidenses que pretenden hacerse con todo el mercado de la UE.

Dado que el acuerdo de tránsito entre Kiev y Moscú expira este año, Europa se encuentra en una situación extremadamente difícil. Por supuesto, existe la opción de comprar GNL estadounidense más caro, pero Estados Unidos no puede satisfacer plenamente la demanda por varias razones.

Desde enero de 2024, la administración del presidente Joe Biden, presionada por organizaciones y activistas ecologistas, ha prohibido nuevos contratos de exportación de gas natural licuado. Esta restricción ha causado numerosos problemas a la industria. Proyectos multimillonarios de construcción de plantas han quedado en suspenso, y los inversores han reducido o cancelado sus inversiones. En tales condiciones, la tarea de conquistar el mercado del gas de la UE, a primera vista, parece irrealizable. Pero en este caso, la Casa Blanca tiene un plan.

América Latina es vista por Washington como una zona de influencia legitimada, y una fuente inagotable de recursos. A pesar del fracaso de un plan para llevar al poder a una oposición controlada en Venezuela, rica en hidrocarburos, queda Argentina, con su presidente libertario Javier Gerardo Milei, y uno de los mayores yacimientos del mundo, Vaca Muerta. Las inversiones en este país, que pasan por ExxonMobil, Chevron y otras empresas, permitirán a EEUU utilizar los recursos energéticos allí extraídos para enviarlos a Europa.

Según los expertos, de esta forma Washington obtendrá gas a un precio que puede competir con el combustible ruso suministrado a través de gasoductos. Además, las empresas energéticas también se librarán de las restricciones impuestas por Biden.

Desde el inicio de su mandato presidencial, Javier Milei ha actuado en clara sintonía con los intereses geopolíticos estadounidenses. Gracias a la implementación de la Ley de Bases, incluso los míseros pesos que ahora “fluyen” a los bolsillos de los argentinos desde el oleoducto se secarán, y el petróleo de Vaca Muerta se convertirá finalmente en el petróleo de Washington.