Nacionales la deuda global creció a u$s312 billones 12 minuto leer Comentarios desactivados en la deuda global creció a u$s312 billones 0 Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en Google+ Compartir en Reddit Compartir en Pinterest Compartir en Linkedin Compartir en Tumblr 26 de septiembre 2024 – 00:00 En el primer semestre del año el endeudamiento mundial aumentó en más de u$s2 billones, según los cálculos presentados por el IIF que alerta por el creciente endeudamiento de los gobiernos, entre los que figura Argentina. Depositphotos La deuda mundial alcanzó los u$s312 billones en el primer semestre del año, según los datos que presentó el Institute of International Finance (IIF) en el que advirtió sobre los riesgos ocultos de semejante nivel de endeudamiento. De acuerdo con IIF Global Debt Monitor que el «think tank» de la banca internacional difundió en Washington, la deuda mundial aumentó alrededor de u$s2,1 billones en el primer semestre de 2024, lo que es mucho menor a lo registrado un año atrás de u$s8,4 billones. El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores. suscribirse ya estoy suscripto Pero el aumento ha sido desigual ya que la mayor parte provino de China y Estados Unidos, seguidos de India, Rusia y Suecia. En cambio, muchos países europeos y Japón experimentaron una notable disminución de su deuda total. En todos los sectores, la acumulación de deuda fue más pronunciada en el sector del gobierno general, seguido de las empresas no financieras mientras que la deuda de los hogares y del sector financiero se mantuvo prácticamente estable en el primer semestre del 2024. Informate más Según el IIF ahora la relación deuda global total/PBI se mantuvo en general estable, rondando el 328%, favorecida por una inflación aún por encima del objetivo en los principales países. De todos modos, la entidad advierte sobre el nivel récord que alcanza el endeudamiento de los mercados emergentes. ¿Qué otros datos trajo el nuevo Global Debt Monitor del IIF? En los mercados maduros, la relación deuda total continuó su descenso constante pero lento, hasta alcanzar su nivel más bajo desde 2018. Sin embargo, el descenso fue particularmente notable en los sectores de hogares y corporaciones no financieras. En tal sentido, las relaciones de deuda en estos dos sectores son ahora mucho más bajas que las observadas en el período previo a la pandemia, lo que sugiere que las tasas de interés de la política monetaria más altas han logrado frenar el ritmo de acumulación de deuda en el sector privado no financiero. “Cabe destacar que la deuda de los hogares en relación con el PBI cayó a su nivel más bajo desde 2002, mientras que la deuda de las corporaciones no financieras alcanzó su nivel más bajo desde 2015”, señala el IIF. En cambio, “la relación deuda de los mercados emergentes alcanzó un nuevo máximo en el primer semestre de 2024, superando el 245% del PBI, más de 25 puntos porcentuales por encima de su nivel anterior a la pandemia”, dice el IIF. De acuerdo al informe del IIF, hay poco apetito por la consolidación fiscal por lo que se espera que el nuevo ciclo de flexibilización de la Reserva Federal (Fed) acelere el ritmo de acumulación de deuda mundial, y, al respecto, una preocupación importante es la aparente falta de voluntad política para abordar los crecientes niveles de deuda soberana tanto en las economías maduras como en las emergentes. Claro que hay factores estructurales, como el envejecimiento de la población y las elevadas necesidades de financiación para el desarrollo, que mantienen elevadas las necesidades de endeudamiento de los gobiernos, lo que plantea serias dudas sobre la productividad. “En las últimas dos décadas, el aumento de los niveles de deuda pública ha coincidido con una disminución del crecimiento de la productividad y del PBI potencial en las principales economías”, advierte el IIF. “Esta tendencia sugiere que una dependencia persistente de la intervención soberana para mitigar la volatilidad macroeconómica y socioeconómica podría exacerbar el riesgo moral y conducir a una asignación incorrecta de recursos hacia proyectos de baja productividad”, agrega. La entidad que representa a los principales bancos internacionales y fondos de inversión globales, considera que hay una subestimación crónica de este tema. “Este problema se agrava por la tendencia histórica de las proyecciones oficiales de los gobiernos a subestimar las necesidades reales de endeudamiento. Si bien esta subestimación a menudo tiene en cuenta shocks inesperados, como la pandemia, con frecuencia pasa por alto la materialización de los pasivos contingentes. En muchos casos, tampoco se logra captar el costo real de políticas gubernamentales más amplias relacionadas con la demografía, la atención médica, la inmigración, la seguridad nacional y el cambio climático”, explica. En conjunto, señala, esto sugiere que podemos terminar en un mundo mucho más endeudado en los próximos 10 a 20 años, con niveles de deuda gubernamental que excedan significativamente las proyecciones oficiales de referencia actuales. ¿Quién cubrirá el costo de la transición energética? En cuanto a la crisis climática, el IIF se pregunta ¿quién cubrirá el costo de la transición energética? “Proyectamos que la deuda gubernamental global aumentará de su nivel actual de u$s92 billones a u$s145 billones para 2030 y luego a más de u$s440 billones para 2050”. Dado que actualmente alrededor de la mitad de toda la financiación climática está financiada por los gobiernos o entidades cuasi soberanas, al mismo tiempo que aumentan las políticas industriales proteccionistas y costosas, la deuda pública podría aumentar al menos en u$s215 bilones adicionales para 2050, alerta la entidad. “Esto representaría más de un tercio del aumento proyectado de la deuda gubernamental mundial”. Por lo tanto, concluye que esto plantea desafíos importantes, ya que muchos gobiernos ya están destinando una parte cada vez mayor de sus ingresos a gastos de intereses, que a menudo superan con creces sus gastos en educación y protección social, y no hay señales de que esta tendencia se revierta en el futuro cercano. Igualmente importante, esto podría obstaculizar aún más la productividad y la formación de capital, que son fundamentales para un crecimiento sostenible y equitativo, destaca el IIF. Link de la Fuente Comparte esto:Haz clic para compartir en Twitter (Se abre en una ventana nueva)Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Relacionado
La deuda mundial alcanzó los u$s312 billones en el primer semestre del año, según los datos que presentó el Institute of International Finance (IIF) en el que advirtió sobre los riesgos ocultos de semejante nivel de endeudamiento. De acuerdo con IIF Global Debt Monitor que el «think tank» de la banca internacional difundió en Washington, la deuda mundial aumentó alrededor de u$s2,1 billones en el primer semestre de 2024, lo que es mucho menor a lo registrado un año atrás de u$s8,4 billones.
Pero el aumento ha sido desigual ya que la mayor parte provino de China y Estados Unidos, seguidos de India, Rusia y Suecia. En cambio, muchos países europeos y Japón experimentaron una notable disminución de su deuda total. En todos los sectores, la acumulación de deuda fue más pronunciada en el sector del gobierno general, seguido de las empresas no financieras mientras que la deuda de los hogares y del sector financiero se mantuvo prácticamente estable en el primer semestre del 2024.
Según el IIF ahora la relación deuda global total/PBI se mantuvo en general estable, rondando el 328%, favorecida por una inflación aún por encima del objetivo en los principales países. De todos modos, la entidad advierte sobre el nivel récord que alcanza el endeudamiento de los mercados emergentes.
¿Qué otros datos trajo el nuevo Global Debt Monitor del IIF? En los mercados maduros, la relación deuda total continuó su descenso constante pero lento, hasta alcanzar su nivel más bajo desde 2018. Sin embargo, el descenso fue particularmente notable en los sectores de hogares y corporaciones no financieras. En tal sentido, las relaciones de deuda en estos dos sectores son ahora mucho más bajas que las observadas en el período previo a la pandemia, lo que sugiere que las tasas de interés de la política monetaria más altas han logrado frenar el ritmo de acumulación de deuda en el sector privado no financiero. “Cabe destacar que la deuda de los hogares en relación con el PBI cayó a su nivel más bajo desde 2002, mientras que la deuda de las corporaciones no financieras alcanzó su nivel más bajo desde 2015”, señala el IIF. En cambio, “la relación deuda de los mercados emergentes alcanzó un nuevo máximo en el primer semestre de 2024, superando el 245% del PBI, más de 25 puntos porcentuales por encima de su nivel anterior a la pandemia”, dice el IIF.
De acuerdo al informe del IIF, hay poco apetito por la consolidación fiscal por lo que se espera que el nuevo ciclo de flexibilización de la Reserva Federal (Fed) acelere el ritmo de acumulación de deuda mundial, y, al respecto, una preocupación importante es la aparente falta de voluntad política para abordar los crecientes niveles de deuda soberana tanto en las economías maduras como en las emergentes. Claro que hay factores estructurales, como el envejecimiento de la población y las elevadas necesidades de financiación para el desarrollo, que mantienen elevadas las necesidades de endeudamiento de los gobiernos, lo que plantea serias dudas sobre la productividad. “En las últimas dos décadas, el aumento de los niveles de deuda pública ha coincidido con una disminución del crecimiento de la productividad y del PBI potencial en las principales economías”, advierte el IIF. “Esta tendencia sugiere que una dependencia persistente de la intervención soberana para mitigar la volatilidad macroeconómica y socioeconómica podría exacerbar el riesgo moral y conducir a una asignación incorrecta de recursos hacia proyectos de baja productividad”, agrega. La entidad que representa a los principales bancos internacionales y fondos de inversión globales, considera que hay una subestimación crónica de este tema. “Este problema se agrava por la tendencia histórica de las proyecciones oficiales de los gobiernos a subestimar las necesidades reales de endeudamiento. Si bien esta subestimación a menudo tiene en cuenta shocks inesperados, como la pandemia, con frecuencia pasa por alto la materialización de los pasivos contingentes. En muchos casos, tampoco se logra captar el costo real de políticas gubernamentales más amplias relacionadas con la demografía, la atención médica, la inmigración, la seguridad nacional y el cambio climático”, explica. En conjunto, señala, esto sugiere que podemos terminar en un mundo mucho más endeudado en los próximos 10 a 20 años, con niveles de deuda gubernamental que excedan significativamente las proyecciones oficiales de referencia actuales. ¿Quién cubrirá el costo de la transición energética? En cuanto a la crisis climática, el IIF se pregunta ¿quién cubrirá el costo de la transición energética? “Proyectamos que la deuda gubernamental global aumentará de su nivel actual de u$s92 billones a u$s145 billones para 2030 y luego a más de u$s440 billones para 2050”. Dado que actualmente alrededor de la mitad de toda la financiación climática está financiada por los gobiernos o entidades cuasi soberanas, al mismo tiempo que aumentan las políticas industriales proteccionistas y costosas, la deuda pública podría aumentar al menos en u$s215 bilones adicionales para 2050, alerta la entidad. “Esto representaría más de un tercio del aumento proyectado de la deuda gubernamental mundial”. Por lo tanto, concluye que esto plantea desafíos importantes, ya que muchos gobiernos ya están destinando una parte cada vez mayor de sus ingresos a gastos de intereses, que a menudo superan con creces sus gastos en educación y protección social, y no hay señales de que esta tendencia se revierta en el futuro cercano. Igualmente importante, esto podría obstaculizar aún más la productividad y la formación de capital, que son fundamentales para un crecimiento sostenible y equitativo, destaca el IIF.
