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Las elecciones estarán muy reñidas

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Con el debate electoral ganado, la candidata demócrata, Kamala Harris, tiene ahora la compleja tarea de traducir esa victoria en votos para el próximo 5 de noviembre. Las encuestas todavía no han publicado datos sobre las implicaciones del cara a cara y, pese al optimismo del Partido Demócrata, el equipo de la vicepresidenta trata de controlar la euforia. Sobre todo teniendo en cuenta el precedente de 2016, cuando Donald Trump sorprendió ganando los comicios pese a haber perdido los debates, en una de las noches electorales más insólitas que se recuerdan. 

Con menos de ocho semanas por delante, la campaña electoral estadounidense entra en los últimos compases. La cita más importante se ha superado y los sondeos de las ultimas semanas le dan una ligera ventaja a Harris, pero la vitoria no está asegurada. Según recoge la cadena de televisión CNN, los asesores de la campaña de Harris se han reunido este miércoles en el estado de Delaware y mostraron su satisfacción por el debate, pero admitieron que «las elecciones estarán muy reñidas» y que no pueden «levantar el pie del acelerador»

Sí alguien sabe bien la importancia de no verse ganadora pese a ganar los debates e ir delante en las encuestas esa es Hillary Clinton. La ex secretaria de Estado en la Administración Obama y primera dama entre 1993 y 2001 ganó los debates televisados pero fue derrotada por sorpresa. Sobre esto ha hablado el senador por Virginia Tim Kaine, candidato a la Vicepresidencia junto a Clinton en las elecciones de 2016, que aseguró a CNN estar «muy preocupado» por lo reñida que está la carrera electoral. «Tienes que ganar por mucho», explicó el demócrata, que añadió que el resultado entre los estados indecisos están «muy ajustados». En el mismo sentido se ha expresado el senador demócrata por Nueva Jersey Cory Booker: «Esta carrera se va a reducir a unos 1.000 votos probablemente».

Con todo, la campaña electoral actual es muy diferente a la de 2016 y se ha coinvertido en un sube y baja de tendencias de voto en la que los acontecimientos duran poco en el imaginario del votante. Primero fue el debacle del debate de Biden y las presiones de su partido para abandonar la carrera presidencial; luego llego el atentado que casi acaba con la vida de Donald Trump, tras el que muchos analistas apuntador a una clara victoria del magnate; y por último, la corriente de optimismo generada entre el votante demócrata con la sustitución de Biden por Harris y las similitudes (salvando las distancias) de su candidatura con la de Obama en 2008.

¿Más debates o centrarse en el votante indeciso?

Aunque todavía no hay nada cerrado, lo más probable es que no haya más debates entre Harris y Trump hasta las elecciones. Al terminar el cara a cara el equipo de campaña demócrata dejó caer la posibilidad de un nuevo debate en octubre dado el buen resultado del primero. «La vicepresidenta Harris está preparada para un segundo debate. ¿Lo está Donald Trump?», afirmó en un comunicado Jen O’Malley Dillon, directora de la campaña de Harris. «Ha sido divertido. Vamos a hacerlo otra vez», pidió en redes sociales Brian Fallon, asesor de la candidata.

A pesar de ello, Trump frenó desde el principio la posibilidad de que esto pudiera ocurrir. En el pasado el magnate había propuesto más citas, entre ellas en la cadena Fox News, que apoya al expresidente, sin embargo, en una entrevista en este misma televisión minutos después del debate del martes Trump aseguró que «quizás no deberían hacerlo». El candidato republicano se autoproclamado vencedor y afirmó que los demócratas habían pedido otro debate porque «cuando pierdes, inmediatamente quieres la revancha». El cara a cara que sí está pactado y se celebrará el 1 de octubre en Nueva York será el de los candidatos a vicepresidente que enfrentará al gobernador de Minesota, Tim Walz, con el senador republicano por Ohio J.D. Vance.

El debate de este martes ha sido el pistoletazo para el sprint final en el que los swing states o ‘estados bisagra’ serán fundamentales para conseguir hacerse con el Despacho Oval. En todos ellos históricamente la tendencia de voto ha sido muy cambiante, por lo que no es extraño que en las próximas semanas tanto Harris como Trump realicen mítines por lugares como Pensilvania, Georgia, Wisconsin, Míchigan, Arizona, Nevada y Carolina del Norte.


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