Inicio Opinión El oficio de vivir

El oficio de vivir

4 minuto leer
Comentarios desactivados en El oficio de vivir
0

[ad_1]

Muchas veces me descubro preguntándome “¿Cuál es el título de esto?”, como si ese reflejo profesional (identificar lo que se debe comunicar de cualquier cuestión) formateara el modo en que leo la realidad, las relaciones, los procesos. El oficio no es sólo un saber hacer; modula lo que somos y pareciera colársenos en la mirada, en las imágenes que usamos para explicar lo que sucede y lo que sentimos.

“Son unos delincuentes”, dice jocosamente un amigo abogado de sus hijos pequeños cuando cometen travesuras extra large. Otros los llamaríamos sabandijas o terremotos, pero no meteríamos el código penal en la conversación. Una psicóloga que frecuenté hablaba en ocasiones de las dificultades de ciertas personas para “habitar” las situaciones, donde hubiera sido más natural decir gestionar o hacerse cargo.

La imaginería del oficio tiñe las percepciones. ¿Les pasará a los pintores cruzarse con gente a la que sienten salida de un cuadro de Hopper o de Goya? ¿O identificar como frías o cálidas las encrucijadas, según la paleta de colores que les despiertan sus efectos? Y qué hay de los músicos: ¿vivirán sus días a veces como una milonga, otras como un trap y en alguna ocasión como una sonata, de acuerdo los compases y el ritmo que lleguen con ellos? A pie de calle y en jerga cotidiana, ¿nos verán los mozos de nuestros cafés favoritos como lágrimas, cortados o caramel macchiatos?

El colmo de los casos que conozco sobre la impronta del oficio en el después de la oficina es el de una auxiliar de odontología ponderando un irrigador dental (novedad absoluta para liberar la comida atrapada entre los dientes) como un regalo posible para San Valentín. “Viene con dos boquillas”, subrayaba intentando convencerme, “así cada uno puede usar la suya”. Pocas cosas menos románticas imagino, que esa cruzada higienista compartida, en aras de la sonrisa Kolynos, pero para ella la opción era imbatible.

Puestos a desmontar los excesos de la deformación profesional, podríamos jugar a cambiar de oficio y explorar el mundo desde esa nueva identidad. ¿Qué te gustaría ser hoy? ¿Médico, top model, rockero, deportista? Sean novelistas por un rato, invitaría el nobel Ohran Pamuk, y podrán tentarlo todo. Para el autor de Estambul su arte consiste, justamente, en “hablar de nosotros mismos como si fuéramos otra persona y sobre otros como si estuviéramos en su piel”.

[ad_2]

Link de la Fuente

Cargue Artículos Más Relacionados
Cargue Más Por Mundo Político
Cargue Más En Opinión
Comentarios cerrados

Mira además

Diputados provinciales expresaron su orgullo por los logros de Quimsa

[ad_1] La Legislatura destacó el título conseguido por el equipo fusionado, que se quedó c…