Inicio Opinión Esperando el regreso con gloria de la sopa inglesa

Esperando el regreso con gloria de la sopa inglesa

6 minuto leer
Comentarios desactivados en Esperando el regreso con gloria de la sopa inglesa
0

[ad_1]

Cuando vagamos por las calles de ese “no lugar” espléndido llamado Palermo, es probable que después de un rato empecemos preguntarnos a qué país fuimos o qué fiesta nos estamos perdiendo, sobre todo cuando vemos los precios de la ropa o de los restaurantes.

Ese efecto de desorientación, que dura unos segundos y que suele confundirse con un brote de furia, me parece encantador. La experiencia de ser extranjero en tu propio país tiene sus ventajas: no hay que viajar en avión ni hacer migraciones ni produce jet lag. El único problema es estacionar. Por lo demás, ganancia pura.

El paseo puede volverse, también, una indagación sobre usos y costumbres. Por ejemplo, entrás a tomar un café a una “boulangerie” que está en una esquina preciosa. Se te dificulta elegir algo dulce para acompañar porque la carta está llena de nombres en francés. Cortás camino y vas a un exhibidor donde está la pastelería. Señalás. Preguntás. Finalmente elegís un postrecito que tiene un firulete de dulce de leche arriba porque te dicen que es “como el budín de pan”. Tu acompañante opta por un “eclair de frutos rojos”, que a todas luces se parece al extinto palo Jacob que comía tu tía. La degustación lo confirma.

El viejo palo jacob.El viejo palo jacob.

¿Estaba todo rico? Psé. ¿Era demasiado caro? Bué, tampoco tanto, nivel Palermo. ¿Entonces de qué te quejás? De que vos, ansioso de experiencias fuertes, terminaste comiendo un budín de pan y un palo Jacob. Ahí nomás te das cuenta de que las innovaciones gastronómicas pueden consistir en disfrazar lo tradicional que ha sido olvidado.

Te preguntás cómo volverá la añorada sopa inglesa, ese imbatible bizcochuelo de vainilla humedecido en moscato, con un corte de dulce de leche, otro de crema chantilly, y cobertura superior de crema chantilly con una guinda de remate. Hoy sobrevive en pizzerías de barrio, el paso previo a transformarse en un fósil.

¿Faltará mucho para que un centennial de la cocina la exhume, la haga redonda en vez de cuadrada, le cambie la guinda por un arándano, y la ponga de nuevo de moda? Please, ¡que no la llame “english soup”!

¿Es loco esperar un rescate así? No. Primero, porque la creatividad gastronómica no es infinita. Segundo, porque la sopa inglesa, ya lo dijimos, es imbatible. Tercero, porque lo bueno resiste y vuelve.

Una pizza napolitana al molde de Güerrín. Foto: Luciano Thieberger.Una pizza napolitana al molde de Güerrín. Foto: Luciano Thieberger.

Ustedes son muy chicos, pero la pizza al molde (ancha, grasosa, inigualable) estuvo a punto de desaparecer a manos de la pizza menemista, que era delgada y blanda como un papel, y se comía con champagne. Algunos de sus templos (Serafín, en la avenida Corrientes, el Sol di Napoli, en Boedo, o la Furcol, en Pompeya) tuvieron que cerrar y su consumo quedó reducido a un puñado de pizzerías para nostálgicos. Pero hace unos años hubo un contragolpe furibundo y hoy hay que hacer cola detrás de los turistas para comer una porción de parado en Güerrín.

Volvemos de Palermo con la secreta ilusión de que pronto, en las cafeterías y pastelerías, el espacio que hoy tiene la torta red velvet (puaj) sea ocupado por aquel viejo y querido postre de nuestra infancia y que esto les parezca a todos una notable genialidad.

[ad_2]

Link de la Fuente

Cargue Artículos Más Relacionados
Cargue Más Por Mundo Político
Cargue Más En Opinión
Comentarios cerrados

Mira además

Diputados provinciales expresaron su orgullo por los logros de Quimsa

[ad_1] La Legislatura destacó el título conseguido por el equipo fusionado, que se quedó c…