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La sororidad, algo más que una consigna

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«Los signos de interrogación son más importantes que los signos de exclamación» (Fania Oz)

Esta frase de la escritora israelí Fania Oz, me hizo pensar en el valor de la pregunta que nos alivia de cargar con certezas, discriminaciones y prejuicios. Una de las preguntas que nos hacemos hoy, 2024, es ¿qué ha cambiado desde que convenimos en que debía haber un Día Internacional de los Derechos de la Mujer?

Tras muchas e intensas luchas por la equidad entre los géneros y tras lo que se conoce como el empoderamiento femenino, las mujeres siguen relegadas a planos de desigualdad intelectual, laboral, económica, sanitaria, educacional.

Pienso que la opresión no tiene género, pero actúa más sobre algunos que sobre otros y esto da lugar a traumas psicológicos que afectan a las generaciones subsiguientes. Conmemoramos el Día Internacional de los Derechos de la Mujer para transmitir a las generaciones que nos suceden que las mujeres somos sujetos de derechos civiles y que la sororidad ha salvado a muchas de ser eliminadas por razones políticas, étnicas y religiosas.

Durante siglos se consiguió arrebatar a las mujeres su fortaleza emocional y su potencia creadora por lo cual obras literarias, pictóricas y escultóricas eran firmadas por hombres.

La necesidad de poder y dominio sobre el semejante-diferente es un goce cruel, arbitrario, universalmente vigente y Freud encontró como sustrato psicológico la disociación del objeto y su denigración; Freud se refería al objeto “mujer” por su condición de diferente sexualmente.

La intolerancia a la diversidad sexual no es erradicable totalmente lo cual no obsta para intentar y promover deshacernos de prejuicios, racismos y fanatismos; el discurso machista es un discurso fanático que toma a la sexualidad como su punto de asentamiento y anclaje. Desbaratar la estrategia machista es condición para transformar la consciencia colectiva y lograr alguna modificación en la estructura de los vínculos de parentesco y sociales.

La violencia al semejante y por ende la violencia de género tanto intrafamiliar como social y cultural requieren, para contrarrestarse, de políticas educativas, psicológicas, medicas, vecinales y comunitarias y de recursos económicos para hogares protegidos y asistencia a las víctimas y sus hijos.

En muchos casos es la solidaridad vecinal la que contribuye a que una mujer nos sea agredida porque aún hoy existen fuerzas de seguridad que convalidan la violencia intergénero.

Entonces ante la pregunta: ¿por qué se estableció el Día Internacional de la Mujer? Encuentro varias respuestas posibles.

La primera respuesta se puede formular desde la sororidad que es el lazo que une a las mujeres en defensa de sus derechos. La historia nos ha demostrado que fuimos quemadas, encarceladas y torturadas por defender la vida y la libertad de cuerpos, que durante siglos hemos padecido violencia marital y hasta femicidios, que aún hoy se ejercen violaciones correctivas, que nuestro trabajo no es igualmente valorado ni retribuido económicamente, y que aún las fuerzas de seguridad que debieran defendernos nos agravian y acosan.

Esta historia no fue sin consecuencias psíquicas que sumieron a muchas mujeres en la pasividad, la trata y el dolor silencioso. Entonces, son innegables los avances logrados en Occidente, pero aun cuando nos corresponden los derechos humanos y civiles, falta aún mucho por erradicar.

La segunda respuesta al por qué un Dia Internacional de la Mujer la encuentro en la teoría psicoanalítica. El psicoanálisis teorizó respecto de la sexualidad femenina. Si bien lo masculino y lo femenino no pueden confundirse con la diferencia anatómica, esta diferencia sirvió a los fines de la constitución patriarcal de las sociedades y del discurso machista.

La creencia en un género superior y un género débil basado en la constitución diferencial del ser humano entre varones y mujeres, ha devenido en la creencia de dos campos de acción para los sexos: el público para los varones y el hogar para las mujeres. Tras luchas feministas y apoyos de los nuevos movimientos de las masculinidades no patriarcales, se han logrado cambiar los roles fijos en la constelación familiar.

Como ultima reflexión, entiendo que la sororidad no debe servir para avasallar los derechos de padres, hermanos, esposos. La identificación con el agresor puede resultar tan abusiva como la agresión misma. Estoy convencida que un mundo justo e igualitario demanda a su vez una sociedad justa e igualitaria para todos los seres humanos y todos los géneros sexuales.

Mirta Goldstein es presidente de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA), vicepresidente International Council of Jewish Women and Vice Chair ICJW Status of Women Committee

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