Libertad y prosperidad: una relación ineludible

La relación entre democracia y prosperidad parece elusiva en América Latina. Que las sociedades libres son mejores para las personas que residen en ellas no es una posición ideológica: es una afirmación respaldada por evidencia sustancial. Desde Venezuela a Rusia, las personas que residen en sociedades cerradas -caracterizadas por libertades ya ausentes o en retroceso- disfrutan de mucha menos prosperidad que sus contrapartes en países libres. En esta línea, el Índice de Libertad y Prosperidad del Atlantic Council ilustra cómo la libertad genera prosperidad y las dictaduras no.

Coincidiendo con la voz de alarma de otros índices reconocidos, como el de VDEM, sostiene que durante los últimos años el autoritarismo ha avanzado sobre la democracia. Hoy en día, el mundo tiene más autocracias cerradas que democracias liberales: el 28% de la población (2.200 millones de personas) vive en autocracias cerradas y solo el 13% de la población (1.000 millones de personas) vive en democracias liberales. ​Esto contrasta con el optimismo posterior a la Guerra Fría, cuando la autocracia fue en gran medida derrotada y la democracia liberal estaba en ascenso. Hoy la ecuación pareciera revertirse: la democracia retrocede, está a la defensiva, y las autocracias avanzan. De acuerdo a VDEM, el nivel de democracia ha bajado a los niveles de 1986.

El Índice de Libertad y Prosperidad muestra, con evidencia basada en datos, que la libertad es el camino más seguro hacia una prosperidad duradera. Las características de las sociedades libres son las que permiten la prosperidad. Este índice se elabora en base a tres subíndices: libertad política, libertad jurídica sólida (estado de derecho) y libertad económica.

Libertad política significa que una pluralidad de actores participan en el sistema político, incluidos los ciudadanos a través de elecciones libres; grupos sociales autónomos y organizaciones cívicas, y representantes políticos que son receptivos y responsables ante los ciudadanos. Este poder del público depende de ciertas condiciones como el sufragio universal, el acceso a información alternativa a la del gobierno y libertad de expresión y asociación. La atención médica, la educación y la protección ambiental son más sólidas en los estados libres donde los gobiernos responden al interés de los ciudadanos por una mejor calidad de vida para ellos y para las generaciones futuras.

Libertad jurídica sólida significa que los ciudadanos y el gobierno respetan el Estado de derecho y que existen procesos transparentes en los que los ciudadanos y las empresas pueden confiar ya que las instituciones los hacen cumplir. Las leyes son accesibles; de conocimiento público y se aplican por igual a todos.

La libertad económica indica que la mayor parte de la actividad económica de ese país no está planificada de manera centralizada, como lo hace el PCC, sino por el principio de mercado abierto y competitivo. La regla básica de una economía de mercado son los derechos de propiedad claramente definidos y protegidos.

Rusia y China, así como la prédica de muchos líderes latinoamericanos, han sido agresivos al promover la superioridad de sus modelos políticos sobre los de las democracias liberales. Sin embargo, los datos muestran sin lugar a dudas, y sin sesgo político, que la libertad es el camino a la prosperidad.