Opinión Los errores más comunes en la definición de objetivos empresariales 6 minuto leer Comentarios desactivados en Los errores más comunes en la definición de objetivos empresariales 0 Compartir en Facebook Compartir en Twitter Compartir en Google+ Compartir en Reddit Compartir en Pinterest Compartir en Linkedin Compartir en Tumblr [ad_1] 11 de febrero 2024 – 00:00 Las compañías buscan crecer de forma ordenada. El problema es que muchas veces resulta difícil poner la estrategia en acción. Para evitar eso, hay una serie de pasos y buenas prácticas a seguir. Depositphotos Comenzar el año con objetivos claros es fundamental para el crecimiento ordenado de cualquier empresa. Sin embargo, una de las principales problemáticas que enfrentan las compañías es la correcta estructuración de los objetivos en cascada hacia todas las áreas, es decir, poner la estrategia en acción. El contenido al que quiere acceder es exclusivo para suscriptores. suscribirse ya estoy suscripto El proceso de definición de objetivos muchas veces no respeta las mejores prácticas, y los errores más comunes son: Informate más Escaso tiempo para planificar la estrategia, priorizar y definir objetivos concretos y realistas. Repetición de los objetivos del año pasado con un poco más de exigencia. Falta de consenso de los objetivos con las personas que los van a materializar. Escasa definición de los planes de acción concretos con fechas y responsables. Demasiado optimismo y falta de planificación de los recursos necesarios para poner los objetivos en práctica. P22 – Depositphotos_15_opt.jpeg Para evitar estos errores, existen buenas prácticas para la definición y puesta en funcionamiento de sistemas de gestión por objetivos. Las metodologías más utilizadas son el Hoshin Kanri y OKRs. Estas metodologías parten de la definición de la estrategia, la cual es creada con los distintos participantes de la empresa, de todas las áreas, para tener una mirada integral y de consenso. A través del uso de herramientas, la metodología logra que cada persona se lleve “un pedacito” de esos objetivos, denominados planes de acción, que se asignan a cada persona con fechas. Las metodologías requieren criterios compartidos y un correcto seguimiento, que no es solo una cuestión de control, sino que el seguimiento esconde algo más importante: sacar a las personas de su zona de confort para lograr resultados y aprender. Por eso, para la implementación de las mencionadas metodologías, es muy importante contar con mentores que puedan conducir y gestionarlas desde el principio hasta el final, ya que cada empresa puede ir a distinta velocidad de acuerdo con su cultura. No es igual la implementación de la misma metodología en una empresa que en otra. empresas-finanzas-inversiones-negocios.jpg Depositphotos La definición y puesta en funcionamiento de objetivos y planes de acción claros es fundamental para el crecimiento ordenado de cualquier empresa. Al establecerlos, se genera una lógica común que mancomuna a las personas detrás de una dirección consensuada, lo que genera motivación y permite a las empresas escalar y profesionalizarse. Además, al establecer objetivos y planes de acción claros, se despejan muchas cuestiones que suelen generar conflictos. Cada persona conoce sus objetivos, sus planes de acción y sus fechas, lo que permite a los líderes cumplir su función de mejor manera, facilitando y motivando a sus equipos en una dirección consensuada. Esto permite que se empiece a hablar en la empresa de cuestiones más productivas que requieren habilidades más evolucionadas de los líderes. [ad_2] Link de la Fuente
Comenzar el año con objetivos claros es fundamental para el crecimiento ordenado de cualquier empresa. Sin embargo, una de las principales problemáticas que enfrentan las compañías es la correcta estructuración de los objetivos en cascada hacia todas las áreas, es decir, poner la estrategia en acción.
El proceso de definición de objetivos muchas veces no respeta las mejores prácticas, y los errores más comunes son:
Escaso tiempo para planificar la estrategia, priorizar y definir objetivos concretos y realistas. Repetición de los objetivos del año pasado con un poco más de exigencia. Falta de consenso de los objetivos con las personas que los van a materializar. Escasa definición de los planes de acción concretos con fechas y responsables. Demasiado optimismo y falta de planificación de los recursos necesarios para poner los objetivos en práctica. P22 – Depositphotos_15_opt.jpeg Para evitar estos errores, existen buenas prácticas para la definición y puesta en funcionamiento de sistemas de gestión por objetivos. Las metodologías más utilizadas son el Hoshin Kanri y OKRs.
Estas metodologías parten de la definición de la estrategia, la cual es creada con los distintos participantes de la empresa, de todas las áreas, para tener una mirada integral y de consenso. A través del uso de herramientas, la metodología logra que cada persona se lleve “un pedacito” de esos objetivos, denominados planes de acción, que se asignan a cada persona con fechas.
Las metodologías requieren criterios compartidos y un correcto seguimiento, que no es solo una cuestión de control, sino que el seguimiento esconde algo más importante: sacar a las personas de su zona de confort para lograr resultados y aprender. Por eso, para la implementación de las mencionadas metodologías, es muy importante contar con mentores que puedan conducir y gestionarlas desde el principio hasta el final, ya que cada empresa puede ir a distinta velocidad de acuerdo con su cultura. No es igual la implementación de la misma metodología en una empresa que en otra. empresas-finanzas-inversiones-negocios.jpg Depositphotos La definición y puesta en funcionamiento de objetivos y planes de acción claros es fundamental para el crecimiento ordenado de cualquier empresa. Al establecerlos, se genera una lógica común que mancomuna a las personas detrás de una dirección consensuada, lo que genera motivación y permite a las empresas escalar y profesionalizarse. Además, al establecer objetivos y planes de acción claros, se despejan muchas cuestiones que suelen generar conflictos. Cada persona conoce sus objetivos, sus planes de acción y sus fechas, lo que permite a los líderes cumplir su función de mejor manera, facilitando y motivando a sus equipos en una dirección consensuada. Esto permite que se empiece a hablar en la empresa de cuestiones más productivas que requieren habilidades más evolucionadas de los líderes.