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Gobernadores al ataque, la batalla del Impuesto País y el regalo de Massa a Milei

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La batalla final por el Impuesto PAIS

Acaso sea Milei quien no la ve. Este lunes promete llegar a Buenos Aires la mayoría de los gobernadores con el reclamo de una interlocución para los proyectos del oficialismo que han rebotado y amenazan con agravar los fracasos del gobierno.

El entendimiento de 15 gobernadores de una naciente Coalición Federal suma a los mandatarios no peronistas más algunos migrantes de Unión por la Patria como Osvaldo Jaldo (Tucumán), y Raúl Jalil (Catamarca). Van a echar el resto en una cumbre, para que el Gobierno entienda que ese arco político tiene la llave de cualquier sesión del Congreso.

Pero más importante, para que el Gobierno tenga claro que esa coalición se creó para apoyar el sentido de las medidas propuestas por Milei. La batalla que se inicia hoy tiene un nombre: Impuesto PAÍS. El destino en el corto plazo de la administración Milei depende de la suerte de este tributo, que puede llegar a recaudar en el año alrededor de USD 6.000 millones.

Hoy está con los papeles flojos y su existencia depende de que el Congreso prorrogue su vigencia. Para que esto suceda, el gobierno tiene que admitir que sea coparticipable con las provincias. Este tramo de la pelea debería llamarse «La batalla del impuesto PAIS».

Se recompone un nuevo poder: ya son 15 gobernadores

La decisión de ir a fondo con reclamos de algún acuerdo con el Gobierno surgió de la reunión del sábado de los gobernadores de esas 15 provincias con los legisladores de la alianza que integran Hacemos (Pichetto conducción), Independencia (Jaldo) e Innovación Federal (Llaryora & Co). Son 35 en total.

Este frente evoca a otras ligas de gobernadores que enfrentaron a gobiernos en crisis como el de De la Rúa en 2001. La diferencia es que esta Coalición 2024 se integra para ayudar al Gobierno, no para desplazarlo.

Entre la tensión que alcanzó el debate con 1) el anuncio de que el Gobierno bajaba el Capítulo Fiscal del proyecto de la ley ómnibus, y 2) la intención de los gobernadores y sus representantes en el Congreso de acercar una colaboración que beneficie a la Nación y a las provincias.

Es esperable que esta semana haya chispazos, algún foco de incendio, pero que al final se llegue a una solución. Los acuerdos siempre llegan cuando la tensión es insoportable.

El pacto negro Milei-Massa

La batalla del Impuesto PAIS es el eje de cualquier acuerdo. Literalmente, su vigencia está vencida. Depende de una prórroga amistosa que firmó la AFIP del anterior gobierno el 6 de diciembre de 2023, pocos días después del balotaje presidencial entre Javier Milei y Sergio Massa.

El tributo fue creado el 28 de diciembre de 2019 por la ley de emergencia del debut de Alberto Fernández, con vigencia para 5 ejercicios. El vencimiento se verificaba el 28 de diciembre del año pasado. Pero la AFIP de los Fernández aclaró que regía desde 2020 al 2024.

Si hay un regalo de Massa a Milei en el pacto oscuro que le abrió la puerta al triunfo es la interpretación de una resolución de la AFIP sobre esta ley. Una reglamentación floja de papeles porque las leyes no pueden ser modificadas por resolución.

El nuevo Gobierno asumió los beneficios de esa prórroga, pero algunos importadores llevaron la impugnación a la Justicia para que declare que cobrarlo durante 2024 es ilegal. Cuando se reanude el año judicial habrá una respuesta a estos reclamos y el Gobierno teme que algún juez voltee la vigencia del tercer tributo que más aporta a la recaudación, después del IVA y las retenciones.

Advertido de esta eventualidad, el Gobierno, que no mencionaba este tributo en el paquete fiscal, agregó en la última versión del dictamen el artículo 180°, que prorroga el impuesto PAIS hasta diciembre de 2024.

No hay facultad delegada que le permita al Gobierno prorrogar un impuesto. Sólo puede mover hacia abajo la alícuota que tiene un techo del 30%. Ese impuesto es un bombón porque grava las importaciones y al mercado de cambios. Si el dólar sube, se recauda más. Y el futuro de la Argentina se llama devaluación.

Ojo, que el Papa mira desde allá

En estas horas el Gobierno entrega todo con tal que esa prórroga prospere en el Congreso y en la Justicia. El Milei que quiere gobernar sin frenos inhibitorios vuelve a depender de dos poderes a los que desprecia. El funcionario que se acerque esta semana a dialogar con la Coalición Federal de gobernadores y sus legisladores en el palacio del Congreso, debe llevar alguna solución al reclamo de que ese tributo sea coparticipable.

Para que haya paz hacia adentro, la oposición mansa ha previsto que se mantenga la asignación específica del tributo. Originalmente el 70% iba al Anses, y el 30% al ReNaBaP, el registro de viviendas populares que administra la ley de villas que sancionó el gobierno bajo la administración de Mauricio Macri.

Los legisladores y los gobernadores han acordado que ese impuesto pase a ser coparticipable, pero que los aportes de fondos al ReNaBaP sigan. Este organismo debe asegurar que la entrega de los lotes de las villas a sus ocupantes siga adelante.

En los papeles que circulan entre los gobernadores se le garantizan al ReNaBaP montos equivalentes a lo que reciben desde su creación, incluida su prórroga bajo el gobierno de los Fernández.

Nadie olvida que esa ley de villas y el ReNaBaP fueron fruto de un acuerdo entre la administración Macri y las organizaciones sociales francisquistas representadas por Juan Grabois, según un proyecto de ley firmado por Mario Negri, Nicolás Massot y Elisa Carrió que fue aprobado por una mayoría abrumadora de votos en las dos Cámaras del Congreso.

Por lo menos, hay semáforo

El zoom de la Coalición Federal con sus gobernadores fue complementado por otro de los mandatarios de Juntos por el Cambio y sus legisladores, que confirmó la intención de engrosar la convocatoria del lunes el Congreso. Se les confió a algunos gobernadores con llegada más fácil al Poder Ejecutivo que le pidan al Gobierno un interlocutor con facultades para negociar.

Facilita la gestión que durante el fin de semana haya continuado la conversación entre dos negociadores discretos de oficialismo y la oposición dialogante: el abogado Maximiliano Fariña, del stud Sturzenegger, y el secretario del bloque Hacemos, el cordobés Oscar Agost Carreño.

Después de un diálogo clave (cuyos detalles pueden leerse en la columna «Entretelas de la política» publicada este domingo en Clarín), trabajaron hasta el sábado a la noche. Agost le envió a Fariña la última versión del semáforo de lo que los bloques que llegan ya a los 35 votos –que sumados a los radicales superan los 60– están dispuestos a pactar.

Ese semáforo recoge un punteo de temas que, junto al replanteo del Impuesto PAIS, puede ser la base del acuerdo. Fariña prometió girarlo a los cuerpos orgánicos del mileísmo. Agost le reprendió con algún mohín: «- No hagás pucheritos –respondió–, si ustedes nos amenazan que nos van a fundir».

Ni presidente ni ministro

El proceso legislativo del proyecto está enrarecido por señales confusas entre el oficialismo y la oposición mansa. El Gobierno carga contra el Congreso cuando debería estar de rodillas pidiéndole que le voten algo porque es el más débil de esta pulseada. Con poco que salga del proyecto, ya gana algún control sobre un gobierno que no arranca, y que ha echado más funcionarios de los que ha designado.

Habrá que dar crédito a quienes conocen a Milei de antes de ser presidente y afirman que nunca quiso ser más que ministro de Economía. Hoy el presidente ejerce en realidad como ministro de Economía, función que le usurpa a «Toto» Caputo, a quien usa de sparring para hostigarlo a Pichetto, a quien debería halagar. Si es así, no hay ni presidente ni ministro de Economía.

Es frecuente que los diputados le pregunten al Gobierno “- ¿Ustedes quieren en realidad que salga el proyecto, o están en una operación de construir poder?” Santi Caputo, estilista de la telefonía –redes, tiktokes, vitrolas etc.– festeja que la oposición se ría de la apelación a “las fuerzas del cielo”. “- ¿Vieron que ya les gané, les metí en la cabeza esa frase?”.

Unitarios y federales

La reacción de los gobernadores que integran el grupo de amigos condicionales del Gobierno le plantea nuevos frentes de conflicto. El maltrato a los contradictores permite la aparición de personalidades que hacen músculo, y que le convendría al Gobierno, a 40 días de haber asumido, por lo menos desmovilizarlas.

En la reunión del sábado despuntaron dos mandatarios que actúan ante la coyuntura, pero que parecen estar interesados en qué viene después. Rogelio Frigerio hace punta como coordinador de los no peronistas, y Martin Llaryora como llamador del peronismo. Los dos son mirados desde ahora como presidenciables.

Hay que leer todo lo que hacen como un capítulo de un camino más largo. La experiencia de Frigerio como virtual jefe de Gabinete de Macri entre 2015-2019, cuando cerró acuerdos de todo tipo con los gobernadores, lo pone en la línea de negociadores. Mantiene reuniones a solas con Guillermo Francos –para lo que sirva, desde ya–.

Llaryora tiene el peso de su provincia y del compromiso con Juan Schiaretti –para lo que sirva y dure esa relación–. En el zoom de los gobernadores, Miguel Pichetto arengó a los mandatarios a que vayan a Buenos Aires a reclamar. No basta con los diputados. “- Esto viene en serio –clamó–; es unitarios y federales. Hay que alcanzar un consenso de Nación y provincias para los 4 años que vienen. Si sigue esta confrontación, esto no termina bien de ninguna manera”.

Emilio Monzó aportó una interpretación de los gestos del gobierno. No le interesan los proyectos. “- Acá vino Santi Caputo dos veces, Una a pedir que se sesionase un sábado y otra vez a que se sesionase durante el paro de la CGT. No saben lo que es sesionar con el Congreso sitiados por las barras. No tienen idea de cómo es esto. Sólo les interesa cómo impacta en las redes. No quieren intermediación con nadie, quieren relación directa con el público. Y no lo inventaron ellos, viene de Silicon Valley –remató–. No hay que atribuirse ni buena ni mala fe. Están en otra cosa”.

Salón familias: los Milei y los Menem

Siempre hay otra cosa, y alguien recordó una reflexión de aquel ministro radical sobre las diferencias entre la gestión privada y la gestión del sector público. “En una empresa privada –decía Roque Carranza– vos poder hacer todo lo que no está prohibido. En el sector público, sólo se puede hacer lo que está permitido”.

La ignorancia de estas verdades explica que haya funcionarios que toman decisiones sin estar designados, experiencias graciosas de funcionarios por un día, o el filtrado de las medidas a través de mancias adivinatorias, espiritistas, tarotistas o de índole irracional.

El anuncio del viernes por «Toto» Caputo de la baja del capítulo fiscal se produjo pocas horas después de una intensa aparición de la Princesita –Karina, que es Milei– en la Cámara de Diputados a hacer una auditoría del destino de la Ley Ómnibus. Siguieron reproches amargos a los primos Menem -Martín y Lule- de parte de la presidencial hermana.

Este gobierno es un festival de nepotismo, sesiona en el “Salón Familia”, cuando la política es propia del “Salón bar y billares”. Para salvar las apariencias, el incienso y el azufre se fueron al Senado, en donde almorzaron antes de avisarle a Caputo del jaque mate.

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