Nuestro héroe subacuático

Luis Miguel se mueve a pasos lentos para no ganarle a la sombra de su guardaespaldas que lo persigue con un paraguas negro. La garúa parece un contratiempo demasiado grande para el mexicano que desde hace años camina los escenarios como un trabajo a reglamento. El show en Córdoba queda suspendido a la mitad del repertorio.

Esa agua que frustró a las fans cordobesas parece ser el elemento que potencia los superpoderes de uno de nuestros héroes nacionales: Charly García.

Hace casi 25 años, Carlos Alberto García Moreno inauguraba el siglo XXI con el salto a una pileta desde un noveno piso de un hotel mendocino después de una noche furiosa. Liviano, se arroja de frente con los brazos extendidos como alas y va rotando en el aire hasta caer levemente de espalda. Uno de los periodistas que está al borde de la pileta lo encara: “¿Dónde dejaste la capa de Superman, Charly?”. García le responde “en tu cuarto” y sigue nadando. El agua se transforma en su bautismo de rock.

En octubre se cumplen 20 años del recital que dejó una de las postales más hermosas de Charly García: el Quilmes Rock 2004 en el estadio de Ferro Carril Oeste. Como una costumbre de aquellos años, el prefacio del show está marcado por la tensión. A la hora programada para el arranque del recital, García todavía está en su casa de Coronel Díaz. Cae tarde y en una limusina blanca. Como si hubiese estado guionado, la lluvia arranca mientras suena Llorando en el espejo. Un rato después, avanza sobre la pasarela en cueros y con la cara manchada de una pintura roja que va lavándose de a poco. “Y si llueve y me mojo, no me enojo porque no encojo», dice – de buen humor- mientras toca Seminare. Segundos después se para sobre el piano de cola y abre los brazos al cielo mientras el agua cae como trenzas. García se moja pero no se apaga. Hay fuegos que son así.

Pero la lluvia nunca fue tan fuerte como en el recital que dio el 23 de octubre de 2009 en el estadio de Vélez. Ese día, Charly vuelve después de pasarla fulera por problemas de salud. Para festejar ese renacer y su cumpleaños número 58, promete fuegos artificiales, decenas de pantallas y artistas de De la Guarda colgando de arneses. La tormenta liquida los planes: la velada sólo incluye rock y vale la pena.

“Este es el primer concierto subacuático del mundo”, agita García, y es tan bueno que se transforma en el sexto álbum en vivo de su etapa solista. El show arranca igual a pesar del vendaval y un alerta por tormentas. Otra vez, en un guiño del destino, la furia del cielo se desata cuando Luis Alberto Spinetta sube al escenario y comienzan a sonar los primeros acordes de Rezo Por Vos. Apoteótico. Y Charly no para. Después del Flaco siguen 13 temas más bajo una cortina de agua insoportable. Porque quizás también de esto se trate el rock and roll.